Por Rosa Nelly Rodríguez Batista

El perdón es una acción muchas veces difícil de ejercer. Perdonar no es una tarea fácil ya que demanda valentía y fortaleza. Cuando pensamos en el perdón lo asociamos con la ofensa que otra persona nos hizo, algún daño físico, una traición, una desilusión o algo que dejaron de hacer por nosotros, pero muchas veces a la persona que necesitamos perdonar y la más importante es a nosotros mismos. Constantemente estamos reprochándonos algún error que cometimos en el pasado, acciones que dejamos de hacer, te amo que dejamos de decir, abrazos que se quedaron cortos, palabras que nunca pronunciamos, metas que no terminamos, etc… El primer paso que debemos dar es perdonarnos a nosotros mismos para de esa manera poder perdonar a otros.

Les contaré un poco sobre mi experiencia con el perdón. Desde muy niña guarde resentimientos contra mi padre por el maltrato físico y emocional que ejercía contra mi madre y su problema con el alcohol. Tuve una niñez fuerte, triste y de muchos temores. Para mí papá no era bueno. En el año 2003 a mi padre le diagnostican cáncer en etapa avanzada. Durante un año cuide de él, fue un año donde pasaba más tiempo en el hospital que en su casa. Fue un año donde mis horas de almuerzos se convirtieron en visitas al hospital para hablar con los médicos y al terminar mi jornada de trabajo acompañarlo hasta el final de las horas de visita. En este duro proceso donde vi como poco a poco su cuerpo se iba deteriorando pude conocer a mi padre sin una gota de alcohol. Parecía que aquel hombre que de niña conocía lo habían cambiado. Mi padre sin el alcohol era un ser totalmente distinto, un hombre alegre que aún en medio de sus días más duros en el hospital le daba aliento a otros pacientes y alegría a los que lo visitaban. Le doy gracias a Dios por darme la oportunidad de conocer a ese nuevo hombre y darme cuenta que mi padre era víctima de un vicio que lo transformaba, el alcohol. En el duro proceso sane a esa niña temerosa que tenía miedo de acercarse a su padre y que muchas veces evitaba o le provocaba vergüenza. Lo perdone liberando una gran carga que por muchos años cargue. Hoy puede decir que soy un antes y un después a partir del perdón.

El perdón tiene grandes beneficios entre ellos:

  • · Te protege del estrés – Según un estudio de la Universidad de California revela que el personar puede relajarte y bajar los niveles de ansiedad.
  • · Tu corazón es más sano – El Journal of Social and Personal Relationships afirma que el perdón tiene efectos positivos sobre la reducción de la presión arterial.
  • · Un mejor sueño – Al liberar la carga del resentimiento tu cuerpo y mente logran mayor relajación logrando un sueño reparador.
  • · Mejoras tu actitud – Cuando perdonas obtienes control de tu vida ya que no le otorgas el poder de tus emociones a nadie.
  • · Reduce el dolor – El perdonar puede reducir el dolor emocional y físico. Te vuelves más fuerte.
  • · Atraes bendición a tu vida – Cuando perdonas a otros y a ti mismo comienzas a ampliar tu visión, a ver un mar de posibilidades porque el resentimiento ya no ocupa un espacio en tu vida.

Si alguien te falló perdónalo y sobre todo haz las paces contigo mismo, perdónate.           

No juzguen, y no se les juzgará. No condenen, y no se les condenará. Perdonen, y se les personará.

Lucas 6:37